martes, 24 de junio de 2014

Cosecha de Conuco



[1] El legado del General Sim贸n Bol铆var es como la constituci贸n de Jos茅 Tadeo Monagas; Sirve para todo. En el siglo IXX fue utilizado para alzar las banderas de la uni贸n, aunque Bol铆var propugnaba otra uni贸n, fue tambi茅n federalista y liberal aunque muy poco hablara o escribiera sobre ello y cuando lo hac铆a era para hacerle severas cr铆ticas.

[2] En el siglo XX se convirti贸 en dem贸crata, Bol铆var escrib铆a muy poco sobre la democracia, no era un dem贸crata y en el siglo XXI se convirti贸 en socialista, el Libertador falleci贸 18 a帽os antes de que el socialismo marxista hiciera su aparici贸n en el escenario mundial. Y si hubiese conocido la doctrina marxista tambi茅n la hubiese repudiado, eso es m谩s que obvio.

[3] Todos quieren identificarse con en el mejor personaje, nadie quiere identificarse con el supuesto malo de la historia. Yo recuerdo un programa televisivo de Jos茅 Toro Hardy donde le dec铆a a los chavistas que ellos no eran bolivarianos sino piaristas. Manuel Piar fue mandado a fusilar por Bol铆var porque ten铆a ideas chavistas aunque parezca anti hist贸rico.

[4] No es malo ser piaristas aunque se est茅 desubicado, a Piar le rebotaban en su cabeza de curazole帽o ideas como; la guerra de castas y lucha social. Bol铆var quiz谩s pensaba que los venezolanos como somos mestizos e igualados, no ten铆amos nada que buscar en la lucha de castas o de clase, ser铆a como llamar al desastre universal.

[5] Francisco de Miranda es la otra cara de la moneda aunque tambi茅n fue traicionado por Bol铆var y mandado a Espa帽a donde falleci贸 en la prisi贸n de La Carraca…en ese tiempo no exist铆a Ramo Verde. Miranda le gustaba el orden, detestaba el bochinche, lucho en tres revoluciones importantes; la francesa, la rusa y la estadounidense, eso s铆 es un revolucionario. Por eso me choca que coloquen a nuestro Precursor junto al matarife del Che Guevara en im谩genes callejeras.

[6] Miranda no era un soldado para estas tierras, donde hay tantos amigos del relajo y el “bochinche”, sin embargo Bol铆var y el coincid铆an en su proyecto de uni贸n americana.

[7] Una buena definici贸n de Miranda la da Daniel Florencio O’ Leary edec谩n de El Libertador;

Miranda era un hombre del siglo dieciocho cuyo genio levanta el sentido y la confianza de sus conciudadanos americanos. Aunque 茅l se enorgulleci贸 de ser soldado, sus batallas m谩s grandes fueron libradas con su pluma.”

[8] El pensamiento de Bol铆var era de circunstancias y equilibrios, no estaba afiliado a ninguna doctrina de la 茅poca. Por eso Paez y el eran coincidentes, Bol铆var ve en el llanero a un hombre pragm谩tico y despierto. Ve la representaci贸n genuina del venezolano, no anda con rollos de lucha de castas o de clase y no le importa el bochinche o lo igualado que son sus subalternos.

[9] Sigui贸 siendo as铆 el resto del siglo IXX, el XX y el XXI; En Venezuela hay amigos del orden y la prosperidad y amigos del “bochinche” y el relajo.

[10] Por ultimo escribo algo que poco tiene que ver con la historia de Venezuela pero est谩 en un mismo contexto; El caso de Jesucristo revolucionario, hace poco le铆 en una iglesia local un extenso y fastidioso escrito que tiene tintes socialistas-marxistas.

[11] Como dije antes nadie se quiere identificar con el supuesto malo de la historia; Jes煤s no era un revolucionario, el hecho de decir que su reino no era de este mundo y aquello de; al Cesar lo que es de Cesar y a Dios lo que es de Dios estableciendo que deb铆a pagarse tributos a Roma deja claro que Jes煤s no quer铆a cambiar el orden establecido por Roma. Nuestro hijo de Dios era una redentor, el revolucionario era Barrabas.

[12] Entonces cuando uno ve la fauna pol铆tica, empresarial, religiosa y la sociedad en su conjunto, fuerzas vivas y fuerzas muertas…de hambre…Lo que ve son algunos Barrabas, algunos Dimas y ladrones malos y muchos fariseos…

[13] Es todo…






lunes, 23 de junio de 2014

martes, 17 de junio de 2014

La Imprecisi贸n del Venezolano; An铆bal Nazoa.

LA IMPRECISI脫N DEL VENEZOLANO  Anibal Nazoa

Anibal Nazoa

Si en uno de esos coloquios v铆a sat茅lite que est谩n de moda se me preguntara cual es a mi juicio el rasgo distintivo del venezolano, no vacilar铆a en responder que la imprecisi贸n, la indeterminaci贸n es nuestro signo capital.

Somos el pa铆s del m谩s o menos, del m谩s acaita y m谩s allaita, m谩s arribita y m谩s abajito, en eso nos parecemos a los ingleses, que jamas dicen “near” sino “not far from” tal o cual parte, ni aceptan que ninguna cosa sea definitivamente buena sino “not bad at all”.

Pero nosotros vamos mucho mas all谩, rozamos los limites del surrealismo en nuestro comportamiento y lenguaje cotidianos.

Cualquier extranjero que nos visite por primera vez enloquecer铆a si oyera, como se oye corrientemente, a un electricista, plomero o cualquier t茅cnico venezolano ordenando a su asistente: “tr谩eme la vainita esa de bichar los perolitos del coroto”, lo asombroso no es la terminolog铆a en si, lo incre铆ble es que el ayudante comprenda perfectamente bien la orden y traiga exactamente lo que se le est谩 pidiendo…

Misterios de la lexicograf铆a y la sem谩ntica venezolana

El mismo extranjero tal vez morir铆a en el intento si tratara de comprender la nomenclatura de nuestras ciudades. Para empezar, en las urbanizaciones venezolanas, las casas no se identifican por n煤meros sino por nombres, los cuales suelen dar origen a grandes confusiones. As铆, por ejemplo, siendo (por razones que desconozco) San Judas Tadeo uno de los nombres preferidos por la clase media para bautizar a sus viviendas, no es raro que en una misma calle haya seis quintas San Judas Tadeo, con la consiguiente desesperaci贸n de quien busque tal direcci贸n.

Luego tengamos en cuenta el estilo venezolano de dar las direcciones, rara vez un venezolano dice: “Avenida Betancourt, Edificio Lusinchi, tercer piso, numero 33″, no, la forma habitual de dar la direcci贸n es: Mas alantico de la plaza Alfaro Ucero, pasada la panader铆a, un edificio blanco con unos ladrillitos arriba, junto a una casa rosada con rejas verdes que tiene al lado una mata de mango”, a帽adiendo de paso alguna formula misteriosa como “del lado de all谩, no como quien va sino como quien viene”.

En materia de tiempo, el venezolano es uno de los seres m谩s indescifrables que existen. Solemos, por ejemplo, concretar una cita “en la tardecita” o “en la nochecita”, pero nadie sabe a ciencia cierta que es la tardecita, que para uno es la tarde a primera hora y para otros la 煤ltima parte de la tarde, ya cerca de la nochecita, que tampoco es un concepto claramente establecido (naturalmente, ¿como va a estar claro si es de noche?), pero en todo caso citarse a una hora es visto como algo desconsiderado y hasta reaccionario.

Mejor se dice “a golpe de” o “tipo cuatro, cinco”. “A las cuatro y pico en punto”, que en todas partes es un chiste, en Venezuela es una hora que puede corresponder a una realidad.

No aspiro a que me lo crean, pero en una ocasi贸n o铆 decir a un locutor de una emisora radial de provincia anunciar la “hora legal de Venezuela: las cinco y media pasaditas”.

Capitulo aparte merecen nuestras relaciones con los taxistas. Hay que ser extremadamente cuidadosos en los tratos con estos caballeros que abolieron por su cuenta el uso del tax铆metro sin que el Gobierno chistara y sin que nadie sepa por que sus veh铆culos se siguen llamando taxis. Para contratar una carrera de taxi, el franc茅s – pongamos por caso – sube en el coche y ordena: “25 rue Caucheman”, el ingl茅s hace lo propio e indica: “34 Peninton Road”, y ya. El venezolano introduce media cabeza por la ventanilla del auto y pregunta: ¿Por cuanto mas o menos me lleva a Prados del Este? es muy probable que el chofer le responda: “Prados del Este? Ah, no, yo pa’ all谩 no voy”, y arranque oblig谩ndolo a saltar. En caso de que acceda, el pasajero no indica la direcci贸n de su destino sino que se dedica a guiar al conductor: “En el pr贸ximo sem谩foro a la derecha… en la esquina a la izquierda, otra vez a la izquierda y despu茅s derechito por la subida…

Agr茅guese a esto, como una muestra de nuestro gusto por la imprecisi贸n, que aqu铆 practicamos la curiosa costumbre de regatear con el taxista, que no pocas veces acepta hacernos alguna rebaja en el costo del servicio. Y para cerrar el capitulo del transporte, recordemos que los colectivos, aunque tengan paradas fijas establecidas, por lo regular no se detienen en ellas sino donde lo exija el pasajero, seg煤n la formula universalmente aceptada. “Donde pueda se帽or…”

Podr铆a seguir citando ejemplos de nuestra afici贸n por la imprecisi贸n y la vaguedad, pero para no cansar a los lectores concluyo con dos que considero pertenecientes al propio reino de la poes铆a. En todas partes, para expresar el sentimiento que inspira cualquier hecho o circunstancia se suele decir, “me da miedo” “me da rabia”, “me da asco” o “me da” lo que sea seg煤n el caso, en Venezuela decimos “me da cosa”¿…que es cosa? Vaya usted a saber!”

An铆bal Nazoa

s谩bado, 14 de junio de 2014

Raul Leoni entrevistado por Miguel Otero Silva

Raul Leoni, Miguel Otero Silva y Menca de Leoni
[a] Hay un tema controversial que hoy en dia levanta ronchas.[b] Aun no se ha logrado poner en su justa dimension los da帽os fisicos y morales que se cometieron durante los enfrentamientos entre guerrilleros y Fuerzas Armadas o por lo menos hacerlos mas publicos y entendibles. [c] Estos enfrentamientos dejaron muertos, lisiados, desaparecidos y da帽os materiales y lo que hace el actual gobierno es atizar odios y hacer propaganda con tan tragicos eventos. [d] En particular leo de un lado y de otro y saco mis propias conclusiones y razonamientos.
Aqui una parte de la entrevista que le hace M. Otero Silva; [MOS] a R. Leoni; [RL] presidente de Venezuela entre 1964 y 1969.
[MOS] Los escritores pol铆ticos Jos茅 Vicente Rangel, Guillermo Garc铆a Ponce, Orlando…
El Presidente frunce el ce帽o, medita unos segundos y se extiende en una minuciosa contestaci贸n:
[RL] Conozco esas actuaciones formuladas por parlamentarios y l铆deres de la oposici贸n Castrocomunista. Las conozco desde hace mucho tiempo y tengo algunas cosas que decir a ese respecto. El Partido Comunista est谩 desgarrado por una lucha de fracciones, am茅n de su enfrentamiento con el MIR. Tales luchas fraccionales los han llevado a crear sus propios aparatos armados de "justicia popular". Para nadie es un secreto que con frecuencia ellos se auto fusilan despu茅s de juicios sumarios realizados en las montoneras y comandos. Hechos recientes acaecidos en la Ciudad Universitaria, as铆 como documentos incautados a los grupos subversivos, demuestran la verdad de estas afirmaciones. En los campamentos guerrilleros ocupados se han encontrado acres de fusilamientos, incluso de inocentes campesinos tildados arbitrariamente de esp铆as de las fuerzas armadas o de agentes de la Digepol. Pero los comunistas son h谩biles en la fabricaci贸n de imposturas y en las campa帽as destinadas a despertar sentimentalismos. Con el aditamento de que la opini贸n venezolana est谩 por lo general dispuesta a creer acusaciones sobre violencias comoditas con los presos pol铆ticos porque esa ha sido la historia tradicional del trato de los gobiernos de este pa铆s para con sus adversarios.
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[MOS] Ellos mencionan nombres propios, Presidente
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[RL] Es posible. No niego que haya habido muertos y heridos. En la lucha que llevan a cabo las fuerzas armadas contra la subversi贸n comunista, contra una guerra declarada por guerrillas urbanas y rurales, se ha creado una situaci贸n muy cercana a la guerra civil. Y en toda guerra, en todo choque entre bandos armados se producen inevitablemente bajas: muertos, heridos y prisioneros. Los muertos se entierran. En cuanto a los heridos y prisioneros, son trasladados a centros de reclusi贸n bajo el amparo y la protecci贸n de la Rep煤blica y de unas autoridades que han recibido 贸rdenes terminantes de respetar los derechos humanos. Como presidente de la Rep煤blica, a trav茅s del Ministerio de la Defensa, gir茅 instrucciones muy claras y precisas a los comandos militares para que trataran a los prisioneros heridos de acuerdo con los principios democr谩ticos de mi gobierno que se basan esencialmente en el respeto a la dignidad del hombre.

Represion policial a mediados de los 60

[RL] Quiero agregar dos palabras sobre los presuntos fusilamientos y torturas
[MOS]-me dice el Presidente sin esperar la pregunta subsiguiente.
[RL] No niego inclusive que, en la aplicaci贸n de medidas de defensa colectiva, alguna autoridad, y en muy contada ocasi贸n, haya incurrido en exceso de celo durante la realizaci贸n de tareas que le hab铆an sido encomendadas.
Capturar a un individuo armado y con antecedentes de peligroso homicida no es lo mismo que detener a un ciudadano cualquiera. Pero ese exceso, estoy seguro de ello, nunca puede haber llegado al atentado contra la integridad f铆sica de los detenidos en forma de torturas, ni mucho menos al fusilamiento. Me resisto a creer que semejantes actor puedan haber ocurrido durante mi gobierno y, en el caso de que hubieran ocurrido, nada podr谩 impedir la acci贸n reparadora de los tribunales de justicia.


domingo, 8 de junio de 2014

La Opinion de Otro...

La Revolucion Necesaria
Rafael Caldera
Todas las reflexiones precedentes nos llevan forzosamente al tema de la revoluci贸n. La impaciencia de nuestros pueblos est谩 justificada. La idea de una evoluci贸n paulatina no satisface su leg铆tima inquietud. La evoluci贸n es un proceso espont谩neo, lento, indeterminado. El cambio que se necesita ha de ser r谩pido, profundo, dirigido. La palabra "revoluci贸n" es la 煤nica que responde a esta idea.

Pero, salvo en el concepto de revoluci贸n como cambio profundo y r谩pido, voluntariamente propuesto, hay poca coincidencia entre las muchas maneras de ver y querer la revoluci贸n. Para unos, por ejemplo, no puede haber revoluci贸n incruenta: la violencia, la sangre son sus indispensables ingredientes. Otros pensamos que, por muchos motivos, hay que esforzarse en realizar una revoluci贸n pac铆fica e incruenta.

Para muchos, la revoluci贸n es un fin. Se es, o se pretende ser, revolucionario como si el solo hecho de serlo implicara una definici贸n sobre las metas y objetivos planteados. La verdad es que la revoluci贸n es un medio, un proceso, que supone la destrucci贸n de un ordenamiento pero tambi茅n la instalaci贸n de otro nuevo. Con frecuencia, las revoluciones se muestran tanto o m谩s duras que en su labor de destruir lo anterior, en la imposici贸n de los nuevos moldes creados para sustituir a los anteriores. La Uni贸n Sovi茅tica, con m谩s de medio siglo de lavado mental para un pueblo cuyas nuevas generaciones no han conocido ni podido conocer otro sistema que el impuesto por la revoluci贸n, ni otras ideas que las proclamadas por la ideolog铆a revolucionaria, no admite la expresi贸n de la m谩s ligera disidencia y califica como un crimen contra la patria el manifestar discrepancia contra las disposiciones y m茅todos del poder creado por la revoluci贸n.

En cuanto a la primera fase de todo proceso revolucionario, la destrucci贸n del orden anterior, los revolucionarios se proclaman tanto m谩s genuinos cuanto m谩s radical es la destrucci贸n propuesta. Se pretende que la revoluci贸n es un fen贸meno total, que supone el aniquilamiento pleno de la sociedad precedente.

La observaci贸n social y el testimonio de la historia demuestran otra cosa. Nunca, por intenso que sea, un proceso revolucionario acarrea la disoluci贸n integral del sistema anterior. El C贸digo Civil de Napole贸n demostr贸 que al lado del nuevo Derecho surgido de la revoluci贸n francesa subsist铆a, a trav茅s de reglas y costumbres, gran parte del Derecho del Ancien R茅gime. Precisamente, el acierto de aquella obra maestra de legislaci贸n estuvo en imprimir la concepci贸n jur铆dica del liberalismo revolucionario al viejo acervo legislativo que arrancaba del Corpus Iuris Civilis. Y en esa otra obra maestra de t茅cnica jur铆dica que fue el C贸digo Civil chileno, don Andr茅s Bello logr贸 el acierto de transmitir el ideario de la revoluci贸n de Independencia al rico material del antiguo Derecho que beb铆a su mejor leche en las Siete Partidas del rey Sabio. El C贸digo de Bello ha sufrido importantes modificaciones, pero subsiste todav铆a, como el C贸digo Civil franc茅s, por el acierto de incorporar las nuevas ideas al complejo normativo forjado a trav茅s de la historia.

La misma revoluci贸n rusa destruy贸 mucho e innov贸 en todos los aspectos de la vida social, pero no alcanz贸 a destruir en su esencia ninguna de las instituciones del r茅gimen precedente. Muchos pensaron que el bolchevismo destruir铆a el Estado y borrar铆a la familia del elenco de las formas de vida colectiva: lo cierto es que hoy el Estado sovi茅tico es m谩s fuerte que lo fuera nunca cualquier forma de Estado anterior y reconoce parentesco leg铆timo con Pedro el Grande o Catalina II. La familia es amparada por el Estado: claro, la familia socialista, objeto de tanta simpat铆a, como ojeriza se tribut贸 a la familia burguesa, pero, al fin y al cabo, familia integrada por marido, mujer y descendencia, como en cualquier otro tipo de sociedad. Y hasta la propiedad y los contratos, reducidos al estrecho 谩mbito que puede ofrecerles una sociedad socialista, contin煤an existiendo y rigi茅ndose por normas que no poco toman del Derecho elaborado a trav茅s de los siglos.

Una tesis que he sostenido es la de que el cambio revolucionario debe afectar a las estructuras sociales para renovar y fortalecer las instituciones. Las instituciones representan o deben representar lo permanente: no lo permanente inmutable porque la inmutabilidad en los hechos humanos conduce al anquilosamiento y a la muerte sino lo permanente din谩mico, continuamente renovado. Las estructuras representan lo contingente, la disposici贸n de los elementos dentro de la vida institucional: son las estructuras existentes lo que cada revoluci贸n destruye y repone por otras diferentes, pero, en el fondo, dentro de un marco institucional cuyo enriquecimiento progresivo es el mejor logro en la marcha incesante del hombre hacia el porvenir.

En el momento actual, muchos conductores pol铆ticos, muchos gobernantes incluidos demagogos y usurpadores, muchos movimientos ideol贸gicos se proclaman revolucionarios. Con frecuencia, la revoluci贸n se limita al lenguaje y a las apariencias, acompa帽adas de alguna que otra acci贸n capaz de producir un cierto impacto pero sin que, en definitiva, se realice el cambio fundamental que los pueblos esperan. De all铆 el cansancio que suele acompa帽ar a estos procesos. Se pretende, por otra parte, identificar el vocablo "revoluci贸n" y el calificativo de "revolucionario" a una determinada ideolog铆a.
El marxismo-leninismo, especialmente, es maestro en el arte de difundir este punto de vista: los hechos demuestran que 茅sta es una forma espec铆fica de revoluci贸n y que, una vez cumplidas sus fases iniciales, tiende r谩pidamente a convertirse en una forma de organizaci贸n social conservadora. De all铆 las acusaciones de "revisionistas" que se hacen rec铆procamente los voceros de distintos Estados socialistas cuando surge entre ellos una oposici贸n de intereses.

En Am茅rica Latina se ha usado y abusado del t茅rmino "revoluci贸n" hasta el punto de que los pueblos se van tornando esc茅pticos ante su reiterada invocaci贸n. Se ha venido reincidiendo en un fen贸meno repetido muchas veces a partir de la Emancipaci贸n, cuando la verdad es que despu茅s de la revoluci贸n de Independencia ha habido pocos procesos que con exactitud puedan calificarse de revolucionarios. Bol铆var, con su visi贸n genial, dijo que a las revoluciones hay que observarlas muy de cerca y juzgarlas muy de lejos.

En esta encrucijada decisiva hay que tener bien claro qu茅 es lo que debemos cambiar y cu谩les son las metas que tenemos que alcanzar. Destruir por destruir no vale. Tenemos que lograr niveles de producci贸n capaces de satisfacer las necesidades de la poblaci贸n mediante una justa distribuci贸n del ingreso. No se trata de distribuir miseria sino de distribuir riqueza. La conciencia de la comunidad est谩 predispuesta contra esos sacudimientos revolucionarios que, en definitiva, conduzcan a acentuar el atraso y que, a vuelta de diversas peripecias, lleven a aumentar la dependencia. Las nuevas generaciones anhelan la voz de alerta para lanzarse a la conquista de la tecnolog铆a, al dominio efectivo de los recursos naturales, a la integraci贸n arm贸nica que d茅 a nuestras naciones entidad suficiente para no estar sujetas al capricho de las grandes potencias. En suma, aspiran a una revoluci贸n tan diferente de las revoluciones tradicionales que envuelva una concepci贸n revolucionaria de la revoluci贸n, si se permite el juego de palabras.

Pero, sobre todo, el instinto certero de las masas que tanto han sufrido el abuso secular del despotismo, el de los trabajadores que apenas ahora o de pocos a帽os ac谩 han conquistado plenamente el derecho de organizarse y de luchar por sus reivindicaciones y de obtener por s铆 mismos un nivel de vida diferente desconf铆a de la revoluci贸n sin libertad, de la revoluci贸n que menosprecia la libertad, de la revoluci贸n que amenaza con extinguir la libertad. Porque la libertad ellos lo saben, si no significa por s铆 misma la plenitud de la liberaci贸n, es el presupuesto de la liberaci贸n, es el instrumento para obtenerla. Es fruto de largas vigilias, de interminables esperanzas y duros sacrificios, ha costado mucho para que vaya a ofrendarse como v铆ctima en el altar de una deidad desconocida.

Valores como la libertad (la libertad pol铆tica como nutricia de las otras especies de libertad), como la dignidad de la persona humana, ante la econom铆a y ante el Estado, son irrenunciables e irremplazables en el contexto de la verdadera revoluci贸n latinoamericana. 

Extraido de la pagina WEB oficial de Rafael Caldera; Nuevo Orden Politico.

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