Raul Leoni, Miguel Otero Silva y Menca de Leoni |
Aqui una parte de la entrevista que le hace M. Otero Silva; [MOS] a R. Leoni; [RL] presidente de Venezuela entre 1964 y 1969.
[MOS] Los escritores políticos José Vicente Rangel, Guillermo García Ponce, Orlando…
El Presidente frunce el ceño, medita unos segundos y se extiende en una minuciosa contestación:
[RL] Conozco esas actuaciones formuladas por parlamentarios y líderes de la oposición Castrocomunista. Las conozco desde hace mucho tiempo y tengo algunas cosas que decir a ese respecto. El Partido Comunista está desgarrado por una lucha de fracciones, amén de su enfrentamiento con el MIR. Tales luchas fraccionales los han llevado a crear sus propios aparatos armados de "justicia popular". Para nadie es un secreto que con frecuencia ellos se auto fusilan después de juicios sumarios realizados en las montoneras y comandos. Hechos recientes acaecidos en la Ciudad Universitaria, así como documentos incautados a los grupos subversivos, demuestran la verdad de estas afirmaciones. En los campamentos guerrilleros ocupados se han encontrado acres de fusilamientos, incluso de inocentes campesinos tildados arbitrariamente de espías de las fuerzas armadas o de agentes de la Digepol. Pero los comunistas son hábiles en la fabricación de imposturas y en las campañas destinadas a despertar sentimentalismos. Con el aditamento de que la opinión venezolana está por lo general dispuesta a creer acusaciones sobre violencias comoditas con los presos políticos porque esa ha sido la historia tradicional del trato de los gobiernos de este país para con sus adversarios.
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[MOS] Ellos mencionan nombres propios, Presidente
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[RL] Es posible. No niego que haya habido muertos y heridos. En la lucha que llevan a cabo las fuerzas armadas contra la subversión comunista, contra una guerra declarada por guerrillas urbanas y rurales, se ha creado una situación muy cercana a la guerra civil. Y en toda guerra, en todo choque entre bandos armados se producen inevitablemente bajas: muertos, heridos y prisioneros. Los muertos se entierran. En cuanto a los heridos y prisioneros, son trasladados a centros de reclusión bajo el amparo y la protección de la República y de unas autoridades que han recibido órdenes terminantes de respetar los derechos humanos. Como presidente de la República, a través del Ministerio de la Defensa, giré instrucciones muy claras y precisas a los comandos militares para que trataran a los prisioneros heridos de acuerdo con los principios democráticos de mi gobierno que se basan esencialmente en el respeto a la dignidad del hombre.
Represion policial a mediados de los 60 |
[RL] Quiero agregar dos palabras sobre los presuntos fusilamientos y torturas
[MOS]-me dice el Presidente sin esperar la pregunta subsiguiente.
[RL] No niego inclusive que, en la aplicación de medidas de defensa colectiva, alguna autoridad, y en muy contada ocasión, haya incurrido en exceso de celo durante la realización de tareas que le habían sido encomendadas.
Capturar a un individuo armado y con antecedentes de peligroso homicida no es lo mismo que detener a un ciudadano cualquiera. Pero ese exceso, estoy seguro de ello, nunca puede haber llegado al atentado contra la integridad física de los detenidos en forma de torturas, ni mucho menos al fusilamiento. Me resisto a creer que semejantes actor puedan haber ocurrido durante mi gobierno y, en el caso de que hubieran ocurrido, nada podrá impedir la acción reparadora de los tribunales de justicia.
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