ALLENDE Y BETANCOURT
Eduardo Mayobre
Domingo, 14 de agosto de 2011
La radicalización de Allende se debió a dos motivos. Por una parte, la
caída de varios gobiernos militares y el triunfo de la revolución cubana
permitían pensar en que era posible un avance más rápido en reformas
sociales
Salvador
Allende y Rómulo Betancourt fueron buenos amigos y durante muchos años
compartieron luchas e ideologías. En 1941, durante el segundo exilio de
Betancourt, cuando vivió en Santiago de Chile, trabajaron juntos y
vivieron en un mismo edificio. Allende era ministro de salud e invitaba a
Rómulo a sus recorridos por el país, mientras este último organizaba el
primer congreso de los partidos socialistas de América Latina. El
intercambio de ideas sobre el futuro del continente se mantuvo en el
tiempo, porque eran dos intelectuales dedicados a la política, o
viceversa. Cuando Betancourt fue electo presidente constitucional, se
propuso organizar un congreso sobre la libertad y la democracia, similar
al que había organizado en la Habana, en el exilio, años antes. Invitó a
los líderes democráticos progresistas del continente, entre ellos muy
especialmente a Salvador Allende, cabeza del partido socialista chileno.
Mi padre, José Antonio Mayobre, amigo de ambos, vivió en
Chile varios años, porque trabajó en la CEPAL, y le tocaba viajar mucho.
Me contaba que cuando se encontraba con Betancourt lo primero que le
preguntaba era ¿Cómo está Salvador? Y cuando veía a Allende su primera
pregunta era ¿Cómo está Rómulo? Y agregaba ¿todavía le quedan glóbulos
rojos? Porque con los años Betancourt fue derivando hacia posiciones
moderadas mientras que Allende adoptó una actitud más radical. Esta
diferencia no afectó al cariño que ambos se tenían.
La
radicalización de Allende se debió a dos motivos. Por una parte, la
caída de varios gobiernos militares y el triunfo de la revolución cubana
permitían pensar en que era posible un avance más rápido en reformas
sociales. Por otra, el estancamiento económico de Chile había llevado a
probar las más diversas recetas sin que se obtuvieran resultados. Lo que
aconsejaba emprender nuevos caminos. Pero siempre dentro de las
instituciones democráticas.
Allende nunca fue partidario de la
vía armada. En esto difería de Fidel Castro. Tanto por la razón teórica
de que el socialismo debe ser producto de la conciencia de clase, como
por la razón práctica de que era posible llegar al poder por la vía
electoral. Tanto así que, según cuenta un biógrafo de Allende, en la
Conferencia Tricontinental de la Habana vivió la desagradable
experiencia de presidir la única delegación que no proponía la lucha
armada como vía de acceso al poder.
Betancourt enfrentó la
también desagradable experiencia de verse obligado a combatir la lucha
armada. En buena parte emprendida por disidentes de su propio partido.
Esto lo obligó a recabar el apoyo de factores que repudiaban el cambio
radical, pero aceptaban las instituciones democráticas. Las cuales se
estaban empezando a crear en Venezuela. El ejército, la iglesia y los
empresarios lo acompañaron en enfrentar la subversión. Y no podía
menospreciarlos. Al final triunfó la paz y la democracia y Venezuela
pudo ser uno de los pocos países de América latina que se salvó de las
dictaduras militares asesinas que asolaron al continente durante la
segunda mitad del siglo XX.
No fue el caso de Chile. El
sacrifico de Salvador Allende condujo a la destrucción de una larga
cultura democrática y a casi dos décadas de autoritarismo. La lucha
entre clases sociales en Chile la ganó la parte más conservadora. Fue el
resultado de años de estancamiento en los cuales los diferentes actores
fueron inclinándose hacia posiciones cada vez más radicales que
derivaron hacia el enfrentamiento.
En Venezuela, en contraste,
la posición de Betancourt y la prosperidad que permitía el petróleo,
llevaron a una disminución de las tensiones y a una convivencia política
que se vivió durante más de tres décadas. Hasta que el deterioro
económico abrió nuevamente las heridas. Y llevó a la confrontación que
ahora padecemos.
Betancourt murió pacíficamente mientras
escribía sus memorias. Allende murió trágicamente bajo los bombardeos.
Ambos amigos luchaban por una misma causa. Pero enfrentaron
circunstancias diferentes.
Sacado de ANALITICA.COM
Sin su permiso. Pero es demasiado bueno el articulo y el portal.
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