miércoles, 17 de mayo de 2017

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Lo que pasa y esta por pasar
Carlos Canache Mata 

Sólo la irresponsabilidad y la ignorancia pueden explicar que Maduro haya dicho que los saqueos de cuatro locales comerciales, con la lamentable muerte de un venezolano, ocurridos en San Félix el pasado 31 de julio, forman parte “de un plan de la “derecha maltrecha”, bajo las órdenes de los Estados Unidos para que le hagan daño al pueblo venezolano”.
Nadie duda que esos saqueos se causaron por la desesperación de consumidores que ya no soportan la escasez de alimentos y otros bienes generada porque no se producen internamente como consecuencia del proceso de destrucción de la economía nacional y porque no hay divisas suficientes para mantener las importaciones compensatorias. Por eso, el régimen busca dólares por todas partes, vendiendo a descuento las facturas de Petrocaribe, vendiendo refinerías, endeudando a Citgo, pignorando el oro monetario de las reservas internacionales que van palo abajo, y retirando los Derechos Especiales de Giro del FMI. No hay sentido del ridículo cuando el que encabeza el régimen afirma que “en febrero el general estadounidense Kerry fue al Congreso de los EEUU y vaticinó que julio era el mes de la implosión social en Venezuela”. Cabría preguntarse si también EEUU , con quien ahora se celebran amables conversatorios, está detrás de los 56 saqueos y de las 2.836 protestas de carácter social habidos durante el primer semestre de este año 2015, según ha informado el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.
La dramática situación económica que vivimos, con su secuela de emergencia social, ha sido advertida y denunciada por economistas y organismos nacionales e internacionales. Tenemos la tasa de inflación más elevada del planeta, una contracción económica que fue más del 4% en el 2014 y que la Cepal pronostica del 5,5% y el FMI del 7% para este año, y un precio del barril de petróleo de menos de 50 dólares (¡para que se vea en qué manos estamos, recordemos que en el Presupuesto de 2015 se estimó una inflación del 25%, un crecimiento del 3% del PIB, y un precio de 60 dólares el barril de petróleo!). Por cobardía, el régimen no toma las medidas económicas necesarias y, como señala el último informe de International Crisis Group, se corre el peligro de desembocar “en una grave crisis humanitaria con un impacto sísmico en la política y la sociedad”.
Es en ese comprometido escenario económico-social que se realizarán las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre. Para saciar el terror que lo aflige por lo que dicen las encuestas, al régimen no le basta el control absoluto del CNE, la manipulación de los circuitos electorales, las arbitrarias inhabilitaciones de candidatos de la oposición, la utilización descarada de los recursos del Estado, la aberrante hegemonía comunicacional que se manifiesta en diarias y prolongadas cadenas de radio y TV, sino que, por boca de Maduro, acaba de descartar la observación internacional de los comicios de diciembre por la ONU, la OEA y la Unión Europea (“no la aceptaremos jamás”). Sólo aceptan el “acompañamiento” de la complaciente Unasur.
¿Es que Maduro y sus acólitos creen que esta vez se puede tolerar un nuevo fraude electoral?.

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