martes, 28 de enero de 2014

COSECHA DE CONUCO

Muchos venezolanos no saben que a Juan Vicente Gómez el Papa Benedicto XV le entrego la Orden Piana en 1916 y también intentaron o vieron la posibilidad loca de postularlo para el premio Nobel de la Paz. Es que el dictador Gómez impuso la paz a la fuerza; una paz sin derechos humanos, sin formulas de juicio, una paz tuerta, coja y mocha como la Paz de Pozo Salado del libro; Los Causahabientes de Rafael Caldera.
El lema de su gobierno era Unión, Paz y Trabajo, y la gente de la calle decía; Unión en las cárceles, el régimen gomecista era implacable con todos los opositores; Paz en los cementerios y Trabajo en las carreteras, el terrible régimen penitenciario incluía el trabajo forzado.
A partir de la batalla de La Victoria en 1902 y Ciudad Bolívar en 1903 se acabaron hasta el sol de hoy las guerras fratricidas que asolaron a la nación venezolana en el siglo IXX. Para lograr tal “hazaña” el caudillo de La Mulera tuvo que echar mano a procedimientos criminales para establecer la paz a la diabla.
Hoy día las taras sociales de los venezolanos son otras, pero la guerra fratricida no está entre sus predilecciones, esas son cosas del siglo 19 y principios del 20.

En particular no creo que los historiadores justifiquen la brutalidad del régimen gomecista, pero la historia mientras más pasa el tiempo más aclara las cosas que en el pasado no se comprendían.

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