lunes, 30 de septiembre de 2013

Valmore Rodriguez



Colonias Agrícolas
   El proyecto de las colonias agrícolas ideado para resolver parcialmente el problema del desempleo en las zonas de explotación petrolera es, sin duda alguna, un acierto. Y la celeridad con que el Ejecutivo procede a llevarlo a la práctica demuestra la exacta comprensión de su importancia.

   Si existía alguna reserva en cuanto a la ubicación de esas colonias, las declaraciones de ministro Cuenca las despeja completamente. Las colonias quedaran instaladas en sitios convenientes, tanto desde el punto de vista de las conveniencias del trabajador como del de la producción, que es la doble finalidad perseguida. Los trabajadores quedaran a prudente distancia de buenos mercados de consumo y de su antiguo lugar de trabajo, donde en caso de fracaso de la labor agrícola y mejoramiento de las condiciones que obligan a la restricción de los trabajos petroleros, les será fácil volver a asumir su antigua ocupación.

   El paro es temporal y los obreros despedidos son obreros calificados. Lo ideal, después de todo, es que los colonos se fijen definitivamente en la tierra.

   Y el éxito de esta aspiración depende de que se los rodee de todas las facilidades requeridas para que el experimento agrícola se convierta en una ventaja decisiva. Existe ya un personal calificado superior a las necesidades actuales y futuras de la producción petrolera. De suerte que una nueva necesidad de personal en los campos de explotación podría llenarse sin detrimento de las colonias, que entonces pasaría a ser una ganancia positiva en el haber del gobierno.

   Se ha llenado una condición esencial para lograr que el experimento de las colonias agrícolas constituya una obra permanente. Esa condición es la escogencia de las tierras que habrán de laborarse, el suministro adecuado de créditos e implementos, y la provisión de viviendas higiénicas.

   Este atractivo y el buen suceso previsible del rendimiento agrícola garantizan que los colonos permanezcan en las tierras que se les asignan.

   Mejora así la perspectiva del abastecimiento de artículos de primera necesidad a los campos de explotación, que serán un excelente mercado de consumo para las colonias.

   Por donde se comprueba que un enfoque acertado de la situación que se confronta en los campos mineros, determina soluciones de importancia excepcional para la vida económica del país.

   El Heraldo. Edición vespertina (Caracas, 31 de julio de 1942)-pág. 1. Fdo. Telémaco. Columna Contrastes.




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