El monetarista Pedro Elías Hernández afirma que a partir de 1974, la
devaluación del bolívar fue de 4,30 a 178 mil bolívares; que es el
precio oficial del tercer tipo de cambio, llamado Simadi, que se ofrece
en el mercado.
Agrega que las reformas que se le han hecho a la Ley del Banco
Central de Venezuela terminaron por destruir nuestro sistema monetario.
En este momento el gobierno tiene muy pendiente un problema
relacionado con el déficit fiscal, y el cual ya venía agravándose; no
obstante con la caída de los precios del petróleo la situación aún se ha
tornado más complicada. ¿Cómo ve usted la forma como el gobierno ha
enfrentado dicho problema?
-Desde las reformas a la Ley del Banco Central de Venezuela en el
2005 y en el 2010 constituye el atentado más criminal contra el sistema
monetario venezolano, y de esos polvos vienen estos lodos. En el año
2005 en el marco de esta reforma se creó la figura del Fondo de
Desarrollo Nacional (Fonden); que se alimentaba de un concepto que esa
reforma estableció, como fueron las llamadas reservas excedentarias del
BCV.
-Una vez que el BCV decidía que era lo que estaba por encima de lo
que se consideraba lo óptimo en las reservas, el llamado excedente iba a
parar a ese fondo. En el transcurso del tiempo, desde el 2005 hasta el
presente, por ese concepto han salido unos 70 mil millones de dólares de
las reservas internacionales al Fonden.
-Ese trasvase de recursos constituye la liquidación del sistema
monetario venezolano y la reducción y liquidación, prácticamente, a nada
del contra-respaldo que deben tener los bolívares en posesión del
público; las reservas internacionales no solamente suman la cantidad de
divisas que tiene el BCV, para los efectos de poder honrar sus
obligaciones internacionales en materia de deuda externa, así como para
poder financiar sus necesidades de importaciones de bienes y servicios.
-Las reservas internacionales representan el activo en divisas
convertible en el campo internacional, sobre el cual se basa el respaldo
de los billetes que circulan, y que dicen tener: si usted se busca un
billete venezolano de cualquier denominación, se encontrará en letras un
mensaje que dice: “pagaderos al portador en el BCV”.
-Eso significa, teóricamente, que si no existiera control de cambio,
tú con ese billete puedes ir a las oficinas del BCV y reclamar su
contravalor de respaldo respecto del tipo de cambio; que existe en el
momento. Es decir, un billete de cien o de cincuenta bolívares debería
tener un contravalor de respaldo, por el cual se emite ese billete.
-Eso no existe en Venezuela, y la razón es porque en la reforma a la
Ley del BCV se le empezó a reducir, drásticamente, ese apoyo de respaldo
que los billetes que se emiten deberían tener. Por lo tanto se empezó a
generar esa destrucción del sistema monetario venezolano, cuando
comenzaron a imprimirse billetes sin respaldo de nada, pues el respaldo
de los mismos constituyen esas divisas que fueron a parar en un monto de
70 mil millones de dólares al Fonden, y, en buena medida, en momentos
en que las reservas internacionales están agotadas, y lo único que
quedan son las 367 toneladas de oro, que parece que están empezando a
vender o a canjear de alguna manera.
-En cuanto a la reforma del BCV de 2010 fue lo que permitió la
generación de dinero inorgánico; convirtiendo al BCV en un prestamista
del gobierno central o, prácticamente, de Pdvsa; pues Pdvsa emite unos
bonos, el BCV le da bolívares sin ningún tipo de respaldo, para
financiar el gasto público y, sobre todo, para financiar ese déficit
fiscal. En este momento, y desde hace unos dos años para acá el
financiamiento monetario del presupuesto de la República es el
equivalente como al 60% del gasto público consolidado del gobierno.
Eso significa que fracasó la idea que motivó, justamente, a Hugo
Chávez a llevar a cabo esas reformas del BCV; puesto que él comenzó a
hablar de las reservas excedentarias o del “millardito”, justamente,
argumentando que ese dinero se iba a tomar en función de planes de
desarrollo nacional. ¿O no?
-Un fracaso total; porque esa idea se basa en un despropósito
económico, y, en lo particular, monetario. Las reservas internacionales
no constituyen un ahorro, como sí el respaldo de la masa monetaria de
bolívares que emite el BCV, es decir, las reservas internacionales son
unos activos, que respaldan los pasivos que conforman cada billete que
tú emites, y cuando ese billete llega de forma legítima a un tenedor de
bolívares, es porque el BCV le está diciendo: yo te estoy garantizando
que ese billete que tú tienes en tu poder, producto de tu trabajo, de tu
esfuerzo y de la libertad económica tiene un respaldo que sintetiza
todo tu esfuerzo en función del objetivo laboral que tú has rendido.
-Así que cuando tú le restas respaldo a los billetes, porque utilizas
las reservas internacionales, para cualquier tipo de financiamiento
que, por lo demás, nunca se definió, exactamente, cuál era; creando una
suerte de presupuesto paralelo, poco controlable y poco transparente, no
estás sino haciendo eso, es decir, fomentando un presupuesto,
absolutamente, parafiscal, paralelo y, por otro lado, llevas a cabo eso a
costa del patrimonio dinerario de cada uno de los venezolanos.
-No hay que olvidar que el dinero es la propiedad privada más
democrática que existe; porque por lo menos la persona más humilde por
lo menos un billete debajo de su colchón tiene o una cuenta de ahorro, y
que forman parte de sus ingresos. Pues bien, el bolívar está dejando de
ser dinero, convirtiéndose, simplemente, en una unidad de cuentas;
porque dinero no es sólo eso: una unidad contable; sino que dinero
también es un valor que constituye la síntesis de tu esfuerzo, tanto de
tu ahorro, como de tu capacidad productiva.
-Esa es la diferencia con respecto a lo que es, simplemente, una
moneda. Si tú destruyes el bolívar en su condición de dinero, estás
destruyendo la única propiedad que tienen los que no poseen nada; que
son sus ingresos: el bolívar está dejando de ser dinero y está dejando
de tener condición de patrimonio dinerario al habérsele restado el
respaldo de las reservas internacionales; que harían viable la condición
que dicen los billetes de pagaderos al portador en las oficinas del
BCV, es decir, se están imprimiendo billetes de monopolio; porque se le
restaron 70 mil millones de dólares a las reservas, y que deberían
respaldar los dos billones de bolívares que están en circulación en
posesión del público en este momento.
¿Cuánto representa la cantidad de valor que ha perdido nuestra moneda?
-El sistema monetario venezolano es uno de los pilares fundamentales
respecto de los cuales se conformó aquí el Estado nacional moderno, en
especial, a partir de la segunda década del siglo XX. La Ley de Monedas
de 1918, que fue formulada durante el gobierno de Juan Vicente Gómez,
creó el sistema monetario moderno nacional; luego se aprobó la ley que
creó el BCV en 1939, ente que comenzó a operar desde el año 1942.
-La República venía, prácticamente, destruida después de un siglo XIX
de guerras intestinas; prácticamente, en proceso de disolución, y
viviendo en una condición de Estado fallido. Venezuela un poco viene a
ver luz a partir de la aparición de la industria petrolera en la primera
y segunda década del siglo XX, y a partir de ahí uno de los pilares
fundamentales, que le da forma al país, es la reconstitución de su
sistema monetario, y que es posible a través de esos instrumentos
legales.
-Eso fue hecho añicos con la reformas a la Ley del BCV de 2005 y
2010; reformas que, por lo demás, son inconstitucionales, y que por tal
motivo tienen una demanda de nulidad por parte de prominentes
venezolanos como José Guerra, Oscar García Mendoza, Orlando Ochoa y
otros, cuyos nombres ahora se me escapan, ante el Tribunal Supremo de
Justicia.
-Es por eso que mucha gente se está trasladando al dólar. Hay muchas
transacciones, que se están haciendo en moneda extranjera; porque el
bolívar está dejando de ser extranjero; porque el bolívar no tiene
ninguna validez. La gente no tiene ningún incentivo ni ningún estímulo;
para que ese dinero se ahorre, y que es lo que hace que la gente lo
consuma enseguida, a los fines de aprovechar el poco valor que tiene.
-Yo he venido insistiendo a través de artículos en que aquí en
Venezuela tuvimos lo que se conoció como el bolívar oro: el antiguo
signo monetario venezolano; en que se convirtió desde 1918 hasta 1974,
es decir, hasta el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, y esto porque
el respaldo de los bolívares que se emitían los constituían el oro o
las divisas. Bueno, durante el tiempo que existió ese bolívar la
devaluación de nuestro signo monetario fue de 3,30 a 4,30, es decir, de
apenas un 30%; pero cuando perdió el anclaje, respecto de su valor oro o
en su valor divisa, y empezó a emitirse, no sobre la base de las
reservas internacionales, sino en función de las necesidades de
financiamiento de los gobiernos; repito, a partir de 1974, la
devaluación del bolívar fue de 4,30 a 178 mil bolívares; que es el
precio oficial del tercer tipo de cambio, llamado Simadi.
-Eso en términos de devaluación constituye unos 3 millones 900 mil
por cierto, mientras el bolívar oro su devaluación fue de apenas 30 por
ciento.
Entre los economistas está planteada una discusión en torno a la
dolarización de la economía, con motivo, precisamente, de esta situación
que usted acaba de describir; pues hay quien piensa que adoptar este
esquema cambiario implica perder la autonomía del nuestro manejo
económico. ¿Qué piensa usted?
-De entrada te voy a decir que no estoy de acuerdo con la
dolarización de la economía; pero a propósito de esta medida, que
constituye una alternativa frente a la destrucción del sistema monetario
venezolano, y no niego que sea una opción, pero que me recuerda mucho
las razones por las cuales cayó la primera República en 1812, y lo que
el propio Simón Bolívar expresó en su famoso Manifiesto de Cartagena,
cuando entonces decía que la disipación de las cuentas públicas en
objetos frívolos y perjudiciales, particularmente, en sueldos de
infinidad de oficinistas de todo tipo, dio un golpe mortal a la
República; porque la obligó a recurrir al peligroso expediente de
establecer el papel moneda sin otra garantía que la fuerza y las rentas
imaginarias de la confederación.
-Cuando nosotros estamos citando textualmente estas palabras del
Libertador, en momentos en que se plantea una dolarización de la
economía es porque, efectivamente, nos está provocando horror el
bolívar; nos está provocando horror el dinero que emite la República;
porque no nos genera confianza y nos empobrece, y entonces nos ponemos a
buscar el dinero de la potencia externa para que nos salve; que es el
dólar.
-Bueno, esa puede ser una solución, como lo fue a la caída de la
Primera República: empezamos a imprimir dinero sin valor, y entonces
ahora como destruimos nuestro signo monetario, que es el bolívar,
entonces vamos a llamar a María y vamos a llamar al dólar, como
expresión de una fortaleza económica y extraterritorial de Venezuela,
para que nos venga a solucionar el problema que nosotros confrontamos.
-Las razones por las cuales cayó la Primera República, pudieran ser
las razones que lleven a la caída de la Quinta República; porque,
efectivamente, la destrucción de nuestro sistema monetario, a causa de
la emisión de dinero sin valor nos está llevando, pienso yo, a la
innecesaria e inadecuada dolarización del país. Porque la dolarización
del país no es una solución, realmente. La dolarización del país sería
la consecuencia inevitable de la destrucción del sistema monetario
nacional.
-Por lo tanto, nosotros pensamos que la alternativa de la
dolarización es algo que tenemos que evitar; porque sería, simplemente,
terminar de cancelar el sistema monetario venezolano, reconociendo la
destrucción del mismo. Hay alternativas todavía, para evitar la
dolarización; dado que todavía no hemos entrado en la espiral desde el
punto de vista técnico formal de lo que se llama la hiperinflación, a
partir de la reconstitución de nuestras reservas internacionales. Pero,
en lo esencial, frente a esto, nosotros estamos proponiendo el proyecto
de Ley Orgánica de Defensa del Valor del Dinero y de los Ingresos de los
Venezolanos y de Ilícitos Monetarios de Funcionarios del Estado.
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